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el periodico de saltillo
Noviembre 2014, ed. #309


Desafío

*Credibilidad Perdida
*Militares Impugnados
*Podemos VS Monarquía


Rafael Loret de Mola

Por su número, amén de las reacciones de la opinión pública mundial -la de los mexicanos cuenta bastante menos de acuerdo a la tabla de mediciones oficiales-, la tragedia de Iguala nos ha quitado el sueño. “Tu hijo podría ser el número 44”, rezan las pancartas y ello nos remite a la etapa terrible de 1968 cuando ser estudiante era casi un delito o, cuando menos, motivo de sobra para la represión inaudita, desproporcionada, criminal.

Pese al dolor de los padres de Ayotzinapa -que, de verdad, me aflige por la impotencia ante la negligencia del gobierno que intenta, de nuevo, aplicar la medicina del tiempo para asegurar la amnesia colectiva y manipular las historias-, más me angustia conocer las cifras globales: más de nueve mil “desaparecidos”, en distintas partes del país, es el saldo “contra” la violencia del apático y entreguista mandato de enrique peña nieto; y si sumamos a los últimos que no han vuelto desde el régimen anterior, el de calderón, la cifra llega a mucho más de veinte mil a quienes ya ni siquiera se busca.

El caso es que, igualmente, el número de ejecutados va en aumento y muy rápidamente: cinco en Acapulco mientras comían; cuatro más en Ixtlán, Michoacán, otros más en Tamaulipas y Chihuahua, etcétera. Pero basta el caso de Iguala y los cuarenta y tres jóvenes “entregados” a los sicarios de “Guerreros Unidos” por las policías municipales y estatales -¿para cuándo la aprehensión del predador ángel aguirre rivero?-, para conmocionar a la opinión pública universal y, de plano, modificar la perspectiva económica del país porque la Unión Europea y los consorcios estadounidenses prefieren esperar el cauce final del conflicto –no será pronto-, para asegurar sus futuras inversiones aunque, desde luego, el objetivo es otro: desesperar al gobierno mexicano para abaratar los precios del petróleo, reducir las condiciones de los contratos en cierne de PEMEX y poner de rodillas a la estructura gubernamental.

No puede entenderse de otra manera el hecho innegable de que los presuntos inversores foráneos sólo hayan respondido a un solo episodio, muy dramático por supuesto, ignorando, por ejemplo, que las refriegas diarias entre mafias sumaron, en los últimos años del deplorable calderonismo, más de cien mil; y que, en menos de dos años, la actual administración ya enumera cincuenta y siete mil cadáveres por el mismo motivo, un aproximado de un tercio más comparándolo con los terribles saldos del calderonismo que, para colmo, pretende vindicarse con su abanderada, Margarita Zavala Gómez del Campo, la mujer de “felipe” y prima de la dueña principal de la Guardería ABC de Hermosillo, Altagracia Gómez del Campo, en donde ardieron cuarenta y nueve bebés ante la impotencia general y la negligencia de un gobierno, el del priísta Eduardo Bours Castelo, que ni siquiera ha sido investigado al respecto. Los traumas, dicen los hipócritas, pasan; quizá por ello se mantiene en el gobierno de Sonora el panista Guillermo Padrés Elías quien saco “raja política” del drama comprometiéndose a no perseguir a su execrable sucesor. Reina la impunidad en una República hecha jirones por los acuerdos de los mafiosos, dentro y fuera del gobierno. Y siguen con los brazos cruzadas porque una gubernatura fue de por medio.

Con ello se confirman las razones por las cuales los inversionistas foráneos han detenido sus planes ante la confusión del peor diseñador de las finanzas nacionales, Luis Videgaray Caso, incapaz de prever lo que podría suceder si a la crisis europea se sumara la mala propaganda sobre México, permanente pero hasta ahora poco trascendente para los grandes consorcios a pesar, insisto, de sus ambiciones sobre la extracción y distribución del crudo de nuestro país, a la baja en los mercados internacionales además y con un precio previsto, para el 2015, de setenta y nueve dólares por barril muy lejanos de los más de doscientos dólares con los cuales laboraron los regímenes de la derecha sin aprovechar del todo los ingresos extraordinarios; más bien los dejaron pasar y se concentraron en hacer crecer las reservas nacionales para dejarlas en niveles récord y siguen al alza aunque parecen haberse frenado en el linde de los 190 mil millones de dólares. No tendríamos porqué estar tan preocupados... pero lo estamos por la ausencia de liderazgo y las torpes medidas reformistas.

A unos cuantos meses de la apoteosis del peñismo, con la bandera de sus iniciativas para transformar las leyes en materia educativa, fiscal, energética sobre todo y en telecomunicaciones, no sólo no hay resultado -“hay que darles tiempo”, me recriminan algunos mientras el sexenio corre-, sino se ha perdido, en gran proporción, la credibilidad de peña nieto si es que la tuvo en algún momento –digamos antes de la exhibición escandalosa de las despensas y los monederos electrónicos en el tramo final de su campaña; de hecho, no le dio tiempo de sobreponerse-. Y esto, para un mandatario quien tanto pondera su imagen mediática es, auténticamente, un desastre. Y no se han cumplido dos años –faltan veinte días- desde su asunción a la Presidencia de México. No puede haber perspectiva peor.

En un régimen parlamentario, el presidente del gobierno o el primer ministro confrontan, en el día a día, las opiniones de sus oponentes y son obligados a justificar o explicar los mayores escándalos aun cuando éstos los rebasan. Recuerdo, al respecto, una ocasión en la que el entonces líder de la derecha, José María Aznar, recriminó la evidente corrupción que había alterado el paso de Felipe González Márquez, “socialista”, con una sentencia lapidaria:

--¡Váyase ya, señor González!

Los miembros del PSOE, al que pertenece González, se rasgaron las vestiduras, denostaron a Aznar -quien tiempo después sufriría un tremendo atentado que pudo ser mortal de no contar con un vehículo blindado con excelencia-, y ganaría la presidencia unos meses más tarde. Aquel grito, surgido del dolor y del engaño por cuanto se había saqueado al erario, determinó el final de un largo liderazgo político, extendido a catorce años, siendo incluso obligado a adelantar las elecciones generales ante el estruendo de una comunidad indignada, como lo está otra vez pero en sentido contrario: ahora es el derechista Mariano Rajoy Brey quien prende la mecha del fuego más voraz que está aniquilando a las instituciones de aquel país a punto de romperse para colmo.

Sirva el referente para que el señor peña nieto lo sopese, con calma y sin prejuicios partidistas –si puede desoyendo a los cantos de las sirenas que le cantan al oído en cada reunión diaria para establecer prioridades en su agenda si bien no se habla de las más íntimas-, y mida cuanto ha perdido en su andar de más de veintitrés meses y a veinte días de cumplir el lapso necesario para que, en caso de una ausencia absoluta del mandatario federal, el Congreso pudiera designar a un substituto sin necesidad de convocar a elecciones, el punto de coyuntura. Para tal caso bastaría una reunión del pleno para resolver la sucesión sin el menor consenso de los mexicanos. Pero así lo marca la Constitución y ésta suele ser inapelable cuando así conviene al gripo gobernante, no cuando se trata de alguna determinación contraria al espíritu del Constituyente de Querétaro.

Hay voces que insisten en la necesidad de una recuperación, física y política, de peña nieto. Lo primero depende de los médicos y, sobre todo, de lo avanzado de su enfermedad; lo segundo es responsabilidad suya, y de quienes le acompañan en el trayecto, sobre todo personajes como Aurelio Nuño Mayer, de apenas treinta y siete años de edad pero cuya voz pesa en serio en el ánimo presidencial, Luis Enrique Miranda, perdedor por la alcaldía de Toluca y ahora oscurecido subsecretario de Gobernación, y algunos otros escuderos más, todos cortados, si se les aprecia en conjunto, con la misma tijera y bastante cuadrados mentalmente, esto es sin pleno conocimiento del país y de la idiosincrasia de cada grupo de mexicanos, y no hablo de las etnias, dentro del mosaico plural que es la patria nuestra.

Lo que, de verdad, se antoja inminente es que las solicitudes para que el señor peña se marche aumentan de manera considerable; me atrevo a suponer que las redes sociales son un buen parámetro para determinarlas aun cuando no pocos oficialistas las desestimen insistiendo en el poder de los “hackers” al servicio de Andrés Manuel López Obrador. ¿Y acaso desde el gobierno de la República no pueden contrarrestarlo? Ha sido bastante evidente en las últimas jornadas, por cierto, cuando la batalla de las fotografías –en las que se evidenció el escepticismo del colectivo hasta para medir la sombra y los espacios soleados-, se convirtió en un buen entretenimiento para distraer a la opinión pública de los dramas de las masacres colectivas.

Sin credibilidad y con miedo, sencillamente es imposible gobernar.

Debate

Tres militares, sólo tres, fueron consignados por los “incidentes” de Tlatlaya en donde, aplicando la máxima porfiriana “mátalos en caliente”, murieron ejecutados, en extrañas circunstancias, veintidós personas a las que se tildó como miembros de una banda de secuestradores... ¡noventa días después de los hechos! La vergüenza es que las agencias extranjeras, concretamente la Associated Press (AP), investigaron el suceso y surgió la podredumbre: la masacre fue aviesa, con los uniformados sin control y sin que hubiera existido confrontación alguna. De haber sido delincuentes los muertos, es obvio que el anuncio del operativo habría sido aprovechado por la propaganda del régimen. Y no lo fue.

De los hechos, además, se señala por encubrimiento al Teniente Ezequiel Rodríguez Martínez, el oficial de mayor rango indiciado, y a otros siete soldados se les fincó el “gravísimo” ilícito de “ejercicio indebido de la función pública”, esto es como si fueran burócratas y los tiros meras columnas de papeles inútiles archivados mientras algunos ingenuos esperan justicia. Ninguna fuente militar se ha atrevido, hasta el momento, a insistir sobre el estatus criminal de las víctimas pero, a cambio de ello, algunos miembros del ejército comienzan a manifestarse con enfado y rencor porque consideran una injusticia proceder contra los elementos castrenses “por cumplir órdenes” y actuar como se les había instruido hacerlo. Una especie de conflicto de conciencia que ganó la perversidad.

¿Y los mandos superiores? En Guerrero, luego de la matanza de Iguala y el drama de los “dsaparecidos”, las voces clamaron por la cabeza de ángel aguirre rivero y éste solicitó licencia, al fin, a cambio de una inmunidad vergonzosa e inaceptables. Pero, finalmente, se fue. ¿Y respecto a la masacre de Tlatlaya? Todo es silencio cuando debería solicitarse la renuncia del general secretario Salvador Cienfuegos Zepeda, máximo responsable del organismo que se toma las vidas de los mexicanos como si fueran de su propiedad. Ya está bien de temerle tanto a los mandos castrenses. Y es hora de comenzar a ejecutar justicia.

La Anécdota

Cuando se pierde la fe en los partidos políticos, siempre aparece un remedo de Mesías. En España, por ejemplo, rota la confianza en los sectores más representativos de la clase política, el Partido Popular y el Socialista Obrero Español, apareció Pablo Iglesias Turrión y fundó “Podemos”, con raíces radicales ante la sorpresa de los dirigentes institucionales. El tal movimiento ha avanzado una barbaridad a pesar de propuestas poco serias salvo una: abatir a la monarquía española de una vez y fundar una tercera República. Lo mismo que hemos sostenido en estos espacios.

En estos momentos, cuando los catalanes claman por su independencia –jamás volverán a sentirse españoles pase lo que pase-, y los vascos van en la misma dirección, nadie se ha planteado si el núcleo del conflicto es la permanencia de una Corona de zánganos. Lo que nadie tolera es la permanencia de Rajoy, el inútil, quien se cree a la par con los reyecitos y quizá lo esté: a nadie les importan salvo por los protocolos.

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Web: www.trinchera.mx
E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com

LA CREDIBILIDAD EN LOS GOBERNANTES HACE FUERTES A LOS PUEBLOS Y, POR CONSIGUIENTE, A SUS GOBIERNOS; Y EN LA MISMA PROPORCIÓN SUCEDE LO CONTRARIO: SI NO SE TIENE CONFIANZA, SE PIERDE EL TIEMPO EN TRATAR DE CONVENCER A UNA COMUNIDAD REACIA A ACEPTAR LAS VERSIONES OFICIALES. Y ES QUE LAS MENTIRAS HAN SIDO YA DEMASIADAS.
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